Una investigación del campo religioso en el Caribe - de la que la presente publicación es una muestra muy valiosa - no sólo es urgente para rescatar el valor de la diversidad religiosa y espiritual, sino para "devolver" a sus pobladores algo de la riqueza apropiada por los poderes coloniales y neocoloniales. Además, puede dar un impulso decisivo para investigaciones parecidas en América Central y Sudamérica, tanto en países con fuerte presencia de religiones afrodescendientes (Brasil, Colombia, Ecuador) como indígenas originarias (Guatemala, México, Panamá, Ecuador, Perú, Bolivia). (.) En la presente publicación, se ha optado por un abordaje integral y sobre todo empírico del campo religioso en el Caribe. Se intenta articular los diálogos intercultural, ecuménico e interreligioso, partiendo desde la religiosidad popular, y no desde unos parámetros de tipo ideal o doctrinales (teológicos). Se trata, ante todo, de un intento de "fenomenología" religiosa que incluye aportes antropológicos, sociológicos y comparatísticos, complementados por enfoques más pastorales y eclesiológicos. La riqueza fenomenológica constituye una base muy valiosa y sólida para futuras investigaciones y reflexiones de tipo teológico, misionológico y hasta filosófico.